El pasado


El Poder Del Ahora - Eckhart Tolle




La historia de Tanzán y Ekido, dos monjes Zen que caminaban por un sendero rural anegado a causa de la lluvia ilustra maravillosamente la incapacidad o la falta de voluntad de la mente humana para dejar atrás el pasado. Cuando se acercaban a una aldea, tropezaron con una joven que trataba de cruzar el camino pero no quería enlodar su kimono de seda. Sin pensarlo dos veces, Tanzán la alzo y la paso hasta el otro lado.

Los monjes continuaron caminando en silencio. Cinco horas después, estando ya muy cerca del templo donde se alojarían, Ekido no resistió más. Por que alzaste a esa muchacha para pasarla al otro lado del camino? pregunto. Los monjes no debemos hacer esas cosas.

Hace horas que descargue a la muchacha, replico Tazan. Todavía llevas su peso encima?

Imaginemos como seria la vida para alguien que viviera como Ekido todo el tiempo, incapaz de dejar atrás las situaciones del pasado, acumulando mas y mas cosas. Pues así es la vida para la mayoría de las personas de nuestro planeta. Que pesada es la carga del pasado que llevan en su mente!.

El pasado vive en nosotros en forma de recuerdos, pero estos por si mismos no representan un problema. De hecho, es gracias a la memoria que aprendemos del pasado y de nuestros errores. Los recuerdos, es decir, los pensamientos del pasado, son problemáticos y se convierten en una carga únicamente cuando se apoderan por completo de nosotros y entran a formar parte de lo que somos. Nuestra personalidad, condicionada por el pasado, se convierte entonces en una cárcel. Los recuerdos están dotados de un sentido de ser, y nuestra historia se convierte en el ser que creemos ser. Ese pequeño yo es una ilusión que no nos permite ver nuestra verdadera identidad como Presencia sin forma y atemporal.

Sin embargo, nuestra historia esta compuesta de recuerdos no solamente mentales sino también emocionales: emociones viejas que se reviven constantemente. Como en el caso del monje que cargo con el peso de su resentimiento durante cinco horas, alimentándolo con sus pensamientos, la mayoría de las personas cargan durante toda su vida una gran cantidad de equipaje innecesario, tanto mental como emocional. Se auto imponen limitaciones a través de sus agravios, sus lamentos, su hostilidad y su sentimiento de culpa. El pensamiento emocional pasa a ser la esencia de lo que son, de manera que se aferran a la vieja emoción porque fortalece su identidad.

Debido a esta tendencia a perpetuar las emociones viejas, casi todos los seres humanos llevan en su campo de energía un cumulo de dolor emocional, el cual he denominado el cuerpo del dolor.

Sin embargo, tenemos el poder para no agrandar mas nuestro cuerpo del dolor. Podemos aprender a no mantener vivos en la mente los sucesos o las situaciones y atraer nuestra atención continuamente al momento puro y atemporal del presente, en lugar de obstinarnos en fabricar películas mentales. Así, nuestra presencia pasa a ser nuestra identidad, desplazando a nuestros pensamientos y emociones. No hay nada que haya sucedido en el pasado que nos impida estar en el presente; y si el pasado no puede impedirnos estar en el presente, que poder puede tener?






Sanando el Pasado. . .



Si nos fijamos en nuestras vidas, veremos restos de crisis vitales pasadas que todavía están sin resolver. Pensamientos y sentimientos acerca de los sucesos que tienden a ocurrir y colorear nuestra percepción, y nos daremos cuenta de que nos han discapacitado en ciertas áreas de la vida. . .


Llegados a este punto, es conveniente preguntarse si vale la pena pagar este continuo precio. Ahora que tenemos algunos mecanismos con los que manejar estos restos, ellos pueden ser descubiertos. Los sentimientos residuales pueden ser investigados y dejados de modo que la curación pueda tener lugar. Esto nos lleva a otra técnica de sanación emocional que se vuelve poderosa una vez que el acontecimiento principal ha pasado. Esto es poner el suceso en un contexto diferente, para verlo desde una perspectiva diferente, y considerarlo en un paradigma distinto con importancia y significado distintos.

Se dice que la mayoría de las personas se pasan la vida lamentando el pasado y temiendo el futuro; por tanto, son incapaces de experimentar alegría en el presente. Muchos de nosotros hemos asumido que este es nuestro destino humano, nuestra suerte y lo mejor que podemos hacer es "poner buena cara y aguantarnos". 

Los filósofos han sacado tajada a veces de este enfoque negativo y pesimista,  desarrollando todos los sistemas del nihilismo - "La Negación de toda creencia". Estos filósofos, algunos de los cuales han sido reconocidos en los últimos años, son obviamente meras víctimas de las emociones dolorosas que no han manejado y que provocaron la interminable intelectualización y elaboración. Algunos pasaron toda su vida construyendo sofisticados sistemas intelectuales para justificar lo que salta a la vista que es una simple emoción reprimida.

Una de las herramientas más efectivas para manejar el pasado es la creación de un contexto diferente. Esto significa que le damos un significado diferente.
Asumimos una actitud diferente acerca de las dificultades pasadas o traumas y reconocemos un don oculto en ello. El valor de esta técnica le fue reconocido por primera vez en psiquiatría a Viktor Frankl. Explicó el enfoque, que calificó de "Logoterapia", en su famoso libro, El Hombre En Busca De Sentido.

Su experiencia clínica y personal demostró que los acontecimientos emocionales y los sucesos traumáticos cambiarían considerablemente y sanarían si se les envolviera con un nuevo significado.

Frankl habló de su propia experiencia en los campos de concentración Nazis en donde llegó a ver su sufrimiento físico y psíquico como una oportunidad para lograr el triunfo interior. "Todo se puede tomar de un hombre, menos una cosa: la última de las libertades humanas, - elegir la propia actitud en cualquier conjunto de circunstancias dadas-, elegir tu propio camino" (Frankl, 1959 -2006). Frankl re-contextualizó las terribles circunstancias para mantener el profundo significado del espíritu humano.

Cada experiencia de la vida, no importa lo "trágica" que sea, contiene una lección oculta. Cuando descubrimos y reconocemos el don oculto que está ahí, la sanación se lleva a cabo.

En el ejemplo del hombre que perdió su trabajo, después de que algún tiempo hubiera pasado, miró hacia atrás y vio que su anterior trabajo retrasaba su crecimiento y que se había quedado en la rutina. Francamente, el trabajo le había provocado una úlcera. Antes de perder el trabajo, sólo había visto sus ventajas. Una vez pasada la situación, comenzó a ver los costos que había estado pagando física, mental y emocionalmente. Después de perder el trabajo, estaba abierto a descubrir nuevas habilidades y nuevos talentos, de hecho, comenzó una nueva y más prometedora carrera.

Por lo tanto, los acontecimientos de la vida son oportunidades para crecer, expandirse, experimentar y desarrollarse. En algunos casos parece en retrospectiva que hubiera en realidad este propósito inconsciente detrás del acontecimiento, como si nuestro inconsciente supiera que algo importante debiera ser aprendido y, por doloroso que fuera, esa era la única forma en la que podía llevarse a la experiencia.

Esto es parte de la psicología del psicoanalista Carl Jung, quien llegó a la conclusión después de toda una vida de estudio, de que existe un impulso innato en el inconsciente hacia la plenitud, la integridad y la realización del Ser; en donde el inconsciente ingeniará las maneras y los medios de llevar a cabo esto, aunque sean traumáticas para la mente consciente.


¡Eso que tú ves, eso has creado!


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